Hepatitis B y C: El Enemigo Silencioso del Hígado

Las hepatitis virales B y C son infecciones que atacan directamente al hígado y pueden permanecer silenciosas durante años. Si no se detectan y tratan a tiempo evolucionan a enfermedades crónicas potencialmente mortales como cirrosis o cáncer de hígado.

¿Qué son la hepatitis B y C?

Hepatitis B (VHB)

Se transmite por contacto con sangre, semen u otros fluidos corporales infectados y también de madre a hijo durante el parto. Puede ser aguda o volverse crónica, elevando el riesgo de daño hepático a largo plazo.

Hepatitis C (VHC)

Su principal vía de contagio es el contacto con sangre contaminada. Es frecuente en personas que compartieron jeringas o recibieron transfusiones antes de los 90. En un 80 % de los casos se vuelve crónica si no se trata.

¿Por qué son tan peligrosas?

No presentan síntomas durante décadas. Mientras tanto el hígado sufre daño progresivo que conduce a:

• Fibrosis hepática – cicatrización del tejido.
• Cirrosis – daño irreversible que compromete la función hepática.
• Cáncer de hígado.
• Fallo hepático.

La amenaza en números

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS):

• 296 millones viven con hepatitis B crónica.
• 58 millones tienen hepatitis C crónica.
• 1.1 millones mueren cada año por complicaciones asociadas.

Avances en el tratamiento

• Hepatitis C: antivirales de acción directa curan > 95 % de los casos en 8-12 semanas.
• Hepatitis B: antivirales potentes controlan la replicación viral y frenan la progresión.
• Se investigan combinaciones antivirales + antifibróticos para revertir el daño hepático.

Hepatitis crónica y cirrosis: el punto de no retorno

La hepatitis B y C son responsables de casi la mitad de los casos de cirrosis y cáncer de hígado en el mundo. Detectarlas y tratarlas a tiempo evita llegar a esta etapa irreversible.

Prevención y detección temprana

• Vacuna contra hepatitis B: segura y efectiva.
• Pruebas de detección para personas en riesgo (transfusiones pre-1990, usuarios de drogas IV, parejas múltiples, familiares de infectados).
• Uso de preservativo.
• No compartir agujas ni instrumentos punzocortantes.
• Controles médicos periódicos si ya existe diagnóstico.

Las hepatitis B y C matan en silencio. Vacunarse, hacerse pruebas y acceder a los tratamientos modernos puede salvar tu vida. Rompe el silencio, comparte la información y cuida tu hígado.